Lo mejor de la resiliencia es que no tenés que ir a buscarla a ningún lado y tampoco es un privilegio de pocos. Frente a la adversidad, también podemos elegir hacer uso y cultivo de esta capacidad de reponernos positivamente, de atravesar la tormenta y salir fortalecidos.
La resiliencia está en mi, en vos, en todos.
Frente a una situación crítica como la que venimos viviendo aparecen diferentes emociones, y muchas veces nos toman por completo. Sentimos miedo si nos alimentamos de pensamientos, imágenes, noticias, y números que apuntan a exacerbar esa emoción. Por otro lado estamos con una sensación de permanente inestabilidad… el no saber ni cuando ni como será lo que sigue. Las fechas continúan corriendose, y no sabemos demasiado más.
La incertidumbre siempre fue parte de nuestras vidas, por eso somos cazadores de certezas que nos den seguridad. Y hoy lo único que tenemos es esto: incertidumbre.
¿Cómo vamos a hacer? ¿Cómo vamos a seguir? ¿Cuando vamos a recuperar la economía? Que pasará con mi trabajo? ¿Encontraran una vacuna? ¿Esto se pondrá peor? ¿Nos contagiaremos todos? ¿Qué voy a hacer? Los chicos volverán a la escuela o perderán el año?
Cuantas de estas preguntas, y más estuvieron dando vueltas en nuestras cabezas?
Y si esas certezas que teníamos afuera: el trabajo, la escuela, los sistemas de salud, la vida que nos habíamos construido, ahora tambalean, es momento de ver como podemos construir certezas adentro nuestro, que sean fuertes a los vientos, cambios y las pandemias.
Si mirás hacia atrás y ves la historia de tu vida… ¿a cuántas situaciones supiste sobreponerte? ¿Qué historias de gente que ha sabido superarse a si mismas conocés y te generan admiración?