Cuando nos conocemos y tenemos un vínculo de amor propio y respeto, podemos darle espacio a un otro.
Los adolescentes suelen buscar ser “los mejores en la cama”, “volver loca a la persona elegida”.
¿Y si les proponemos que primero se conozcan a sí mismos? Porque de esta manera abrimos la posibilidad de que en ese conocimiento vayan entendiendo qué les gusta, qué les da placer, qué eligen.
Y como ya están en contacto consigo mismos, pueden encontrarse con un otro, entendiendo que no hay reglas universales para seres personales y únicos, y que por esta razón a cada uno le gusta algo diferente y por eso es tan necesario conectar.
Que nuestros hijos puedan hacer el trabajo personal de conocerse a sí mismos es abrir una hermosa puerta.
Y que desde esa plataforma puedan encontrarse con otro para conectarse, y también, construir esa comunicación esperable desde el cuerpo y la palabra, es amoroso.
Que la palabra los ayude a abrir si es necesario, que se animen a preguntar, que habiten sus experiencias con mayor libertad.
¿Cómo te hubiera gustado que te acompañen en tus primeras experiencias sexuales? ¿Cómo acompañas a tus hijos? ¿Lo pueden charlar?