Cuando nace una madre, nace una capa mágica detrás, una suerte de extensión al estilo de los personajes con algún súper poder.
Una madre se asemeja a una heroína.
Es complejo pensar en el origen de estas creencias, pero algo tienen de verdad, y algo de mentira.
Pero lo que les traigo hoy, es el dilema de la madre que se permite. Y que esos permisos… No siempre son bien vistos.
Las madres también, por debajo de la capa, son mujeres y son personas. Y por esta mismísima razón pueden seguir vinculándose con el placer, el deseo y el disfrute por fuera de los hijos, más allá de la esfera de la maternidad.
Quién no escuchó comentarios como estos alguna vez:
“Deja a los hijos y sale con sus amigas”.
“Ella sale más que el”.
“Siempre está arreglada de peluquería”.
“Viste que viajó y dejó a sus hijos?”.
“Escuchaste que se separó y está de novia?”.
“La madre deja a los chicos con la niñera y se va al gimnasio”.
En primera medida siempre está demás opinar sobre la vida de los otros . Nadie sabe qué necesidad mueve tal o cual decisión.
Y después…SÍ, nos lo permitimos.
SÍ, lo hacemos porque da felicidad, crea momentos de alegría, genera buenos recuerdos, recicla, se sonríe por otros motivos.
Las madres sí necesitamos sentir momentos donde la responsabilidad no sea tanta, porque sacrificar la amistad y el disfrute por los hijos y la familia, por la carrera y el trabajo, a la larga se siente pesado y también trae pesar contaminando al resto.
Pero sí, muchas de las cosas que hacen las mujeres, por ser madres, no son tan bien vistas.
Porque Sí, cuando una mujer disfruta, se escucha, se brinda el espacio saludable y necesario, se atiende en sus necesidades, y se da permisos libre de culpa y con libertad (demás está decir mientras los hijos estén en cuidado), ese amor se extenderá a sus hijos como una capa mágica y real ✨.
Y vos, ¿te das momentos con amigas, de disfrute, por fuera de la familia?