Cuando llega un cachorrito suavecito, con esa mirada de ternura infinita, inevitablemente se despierta lo maternal y es casi inevitable hablarle con esa vocecita que usamos con los bebés.
Cuando llegó Rohn frente a mí tenía un perrito que me llenaba de besos y movía la cola cuando lo llamaba, pero para mí era un bebé. Y a su vez no era un bebé, era Rhon, mi perrito.
Los animales tienen una función reparadora, de presencia incondicional, de lealtad y reconocimiento. Muchas veces ayudan a regular situaciones en las casas, de hecho yo suelo sugerir la incorporación de una mascota con niños que están pasando determinadas situaciones, que necesitan compañía, tener una responsabilidad.
Los animales aportan mucha vida a nuestra vida, pero también es importante, y como contraparte, no sacarlos de la naturaleza a la que pertenecen, de su esencia animal.
Es una línea delicada.
El animal puede ser el conductor pero no el fin en sí mismo, puede ayudar, estar, pertenecer, pero sigue siendo un animal. Parece una obviedad pero es importante anclar dentro nuestro esta idea para entender el espacio que ocupa y el verdadero lugar que le damos.
¿Que lugar ocupa tu mascota en tu vida?